Los objetivos de Desarrollo del Milenio 2000 – 2015 (ODM)

En el artículo de la semana pasada describimos el origen del Pacto Mundial, en el que como vimos, las Naciones Unidas a través de su secretario general, Kofi Annan, hizo un llamamiento al ámbito privado y fundamentalmente a las organizaciones empresariales “a ser parte de la ciudadanía mundial”. Pues bien, este fue un primer paso de la responsabilidad social corporativa y ahora vamos a describir un segundo paso, que fue el establecimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Cronológicamente, estos dos hitos se completarán con un tercer artículo, en el que hablaré de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.

Como decía, el Pacto Mundial supuso una llamada directa a la RSC, pero no fue la única. En el año 2000 se declaran los 10 Principios del Pacto Mundial y se aprueba “La Declaración del Milenio”. Todo ello en el transcurso de la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, celebrada en septiembre en Nueva York. Es ahí donde se aprueban los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Ocho ambiciosos objetivos a los que se les da 15 años para su consecución, es decir, 2015. Estos Objetivos son los siguientes:

  1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
  2. Lograr la enseñanza primaria universal.
  3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.
  4. Reducir la mortalidad infantil.
  5. Mejorar la salud materna.
  6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
  7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
  8. Fomentar una Asociación Mundial para el Desarrollo.

Podemos decir que la entrada en un nuevo milenio, propició la reflexión general en torno a temas esenciales. Estos temas fueron: la paz, la seguridad y el desarme, los derechos humanos, la democracia, el buen gobierno y el fortalecimiento de las Naciones Unidas. Todas estas reflexiones quedaron recogidas en la Declaración del Milenio, y desde entonces, ha servido de plan de ruta y acción de todo el sistema de Naciones Unidas.

Estos objetivos fueron establecidos de una forma muy clara, pero no representaron por sí mismos, un programa de desarrollo completo. Lo único que se aportó en este sentido, fueron metas cuantificadas, en las que se indicaba el nivel que debían alcanzar en 2015 las principales variables económicas y sociales que reflejan los objetivos aprobados. También se convino en examinar periódicamente los adelantos logrados, tratando de evitar así que todo el impulso inicial se desvaneciera con el paso del tiempo. Se planificó un primer examen quinquenal para 2005 y un segundo en 2010, seguido de los correspondientes informes anuales.

Los objetivos se basaron directamente en una serie de actividades y metas incluidas en la Declaración del Milenio, basándose en la idea de que hay una serie de “valores fundamentales” que son catalogados de “esenciales para las relaciones internacionales en el siglo XXI”. Dichos valores son:

  • la libertad
  • la igualdad
  • la solidaridad
  • la tolerancia
  • el respeto a la naturaleza
  • y la responsabilidad común.

Este último término, responsabilidad común, debe entenderse referido a una responsabilidad de la gestión del desarrollo económico y social en el mundo, responsabilidad compartida por todos los gobiernos y actores sociales, incluyendo también las actuaciones del sector privado, por lo que la empresa no es ajena a esta responsabilidad común.

En la Cumbre Mundial celebrada en Nueva York en 2005, también conocida como Cumbre del Milenio+5, se presentó el primer informe sobre las previsiones de cumplimiento de los ODM. Las conclusiones de la Cumbre fueron rotundas, los ODM no se estaban alcanzando al ritmo necesario para completarlos en 2015 y buena parte de los países habían fracasado a la hora de encauzar sus políticas públicas de desarrollo hacia soluciones verdaderamente sostenibles.

La conclusión fundamental a la que se llegó, buscando razones para explicar esta situación fue que, los objetivos habían sido redactados por y para los gobiernos. Se hacía necesario pedir explícitamente al sector privado, al mundo empresarial, una colaboración activa reconociendo su importancia para complementar el papel de los Estados. De ahí que se hiciera una Declaración en la cumbre, en la que se afirmaba que es necesario encauzar la capacidad y los recursos privados para estimular al sector privado de los países en desarrollo, a través de medidas en las esferas públicas, público-privadas y privada, y crear un medio propicio para las alianzas.

Con este segundo artículo vemos como se va articulando la responsabilidad de la empresa privada en la consecución de los objetivos de Naciones Unidas. Con los Objetivos de desarrollo del Milenio, se da un segundo paso en la vinculación de la empresa, pero será con el desarrollo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible como se completará el espacio de actuación de la empresa privada en los objetivos del Pacto Mundial. Estos Objetivos de Desarrollo Sostenible  y la Agenda 2030, los trataré en el próximo artículo.

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Juan Pedro Asencio Valera